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ROMPE LOS LÍMITES MENTALES Y ATRÉVETE

Actualizado: 9 ago 2021

Es importante estar dispuestos a aprender de lo improvisto, de lo que no estaba en tus planes, de reinventarte y redescubrirte, de esmerarte espontáneamente en nuevas maneras de hacer las cosas, eliminando las excusas y resolviendo como que se pueda ante las eventualidades, las cuales se presentan sin previo aviso y es ahí donde te toca actuar o quedarte paralizado.


Romper los límites mentales y atreverse a llevar a cabo lo que te apasiona superando el miedo a equivocarte, es lo que te abrirá el camino, porque el miedo lo cierra sin dejarte pasar, además lo estás colocando desde antes de haber iniciado. Pero te diré que la vida es como una carrera que hay que saber correrla, que si le agregas pasión a lo que te gusta, nada te detiene.

Constanza


Te voy a contar un episodio de mi vida en la cual romper con los límites mentales, con los miedos y atreverse fue vital para poder ver materializado un deseo. Ese deseo consistía en conocer Constanza, un municipio de la provincia La Vega perteneciente a República Dominicana, mi país de origen.


Me habían hablado tanto de ese pueblo sobre lo hermoso que es, el friíto que hace como si estuvieras en otro país, el paisaje, los viveros, las flores, las frutas y vegetales que se dan por todas partes, de lo alto que es subir la montaña hasta llegar al pueblo, lo extraordinario que es ir a Valle Nuevo, las pirámides y tirarse fotos en una cima alta.


Ya con este mundo pintado, no era verdad que yo viviendo en el país, no iba a tener esa oportunidad de conocerlo. Pero las trabas mentales y las excusas eran más que el simple hecho de haber tomado un autobús tempranito, ir a los lugares y regresar de vuelta, pero el miedo a lo desconocido es mayor que la realidad misma.


Ya viviendo en el Distrito Nacional, conozco a alguien que me dijo que iba ir a Constanza y me había invitado para vivir tal experiencia, pero el tiempo pasó y nada sucedió. Un día me percato que la persona publica fotos extraordinarias de sus vivencias y lo bien que le fue, pero a mí no me dijo nada. Pienso que eso me gustó bastante porque me enseñó a dejar de buscar lo que se piensa seguro y dejar de recostar tus sueños en hombros ajenos.


Es ahí cuando te das cuenta de lo que eres capaz de hacer, dejar que siga pasando el tiempo y no pasa nada, reclamarle a esa persona que no es responsable de lo que tú quieres ni de satisfacer esa necesidad en ti o la de buscar por ti mismo la solución de resolver ese algo que te llene de orgullo de haberlo conseguido sin esperar nada de nadie.


Eso mismo fue lo que hice, moví cielo y tierra y en menos de una semana ya estaba camino a Constanza y yo viví mi propia experiencia, mis susticos y mi adrenalina. No tuve que esperar a nadie, ni contarle a nadie ni pedirle permiso a nadie. Eso te dejan las enseñanzas de la vida si sabes aprovecharlas en ese sentido.



Les voy a confesar, pero no es para que se asusten al que no ha ido a Constanza, es literal que uno va por la falda de una loma, la sube hasta el pico y luego baja al pueblo. Eso es terrorífico ver precipicio abajo y esas guaguas pasar por esa orilla, menos mal que tienen barandas, aun así hay unas curvas que tanto el que sube como el baja debe cogerlo suave.


Lo más chulo que les voy a contar, fue la hazaña que realicé al bajar de Constanza a Jarabacoa. Literal, las guaguas duran hasta tres horas para bajar, sino completan el número de pasajeros, no se van. Y lo más lindo, el banco que yo quería sólo estaba en Jarabacoa y cerraba a la 1:00 pm. Yo estaba plantada esperando desde las 9:00 am y eran las 11:30 am y no había arrancado. Yo tenía que tomar una decisión pronto, porque andaba sin dinero, pues la clave de la tarjeta me falló. Me la habían cambiado. Eso es otra historia. Tuve que convencer a un motoconcho con 500 pesos porque quería 700 para ir loma abajo, y yo estaba contra el reloj, ya casi las 12 del mediodía. El hombre accedió y respiré un poco, pero esa respiración casi se me cortó cuando me dijo que no habían atajos. Ay padre, en un motor, a subir loma y luego bajar con 20 mil curvas y precipicios por todos lados, yo iba orando todo el camino y sólo decía, ¡ay Jehová!, ¡ay Jehová! Y el hombre iba encantado mirando el paisaje como el que iba en el aire, por mi primera vez y no atendía bien a conducir, y ahí era que yo llevaba el corazón a mil con ese suplicio. Yo pensando, un hombre "harto de pasar por aquí", yo quería decirle hay pero atienda por Dios. Pero yo sólo seguía diciendo “ay Jehová”, en ese trote duramos 40 minutos. Y yo preguntando y cuando es, y el hombre sólo decía ya casi.

Ay padre, cuando vi tierra firme yo dije, guao, vi de cerca la muerte y Jehová me permitió vivir. Gracias, me gustó mucho, pero no me gustaría volver a experimentarlo. Por suerte llegué al banco faltando 10 minutos para la 1:00 pm. Pero saben, las cosas no quedaron ahí, me quedé en Jarabocoa lo que me restó de ese día y cómo le saqué provecho.


"Anduve por un tubo, bailé un montón, comí, cené, jugué billar, anduve en motor, gravé mis videos y, bueno, es un fin de semana para recordar porque ocurrieron muchas cosas en ese solo fin de semana".

Aquí la idea es, que no sabes de lo que estás perdiendo hasta que lo intentas, las cosas nunca salen como lo calculas, dan muchas vueltas, se transforman en 20 mil realidades, que quedarte en tu casa no lo vas a vivir, ni a experimentar, ni soñar. ¿Entonces, rompe con esos límites mentales? Espero que con esta historia, tengas la oportunidad de tu contar la tuya y agregar historias a tu vida.


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